REFLEXIONES DEL SOCIO LAUREADO DEL REAL ZARAGOZA NÚMERO 86, DESDE SU LOCALIDAD DE LA ROMAREDA A LA CONCLUSIÓN DEL PARTIDO.
MEDIOCRIDAD PERO CON TRIUNFO LOCAL.
Después de los sucesos lamentables acaecidos en la semana, con la noticia del abandono de la nave zaragocista por parte de Víctor Fernández, que a nadie sorprendió, ya que su estado psíquico, después de aguantar tanta ignominia, lo mismo de sus jugadores que de sus inmediatos superiores, le indujo a tirar la toalla en un KO técnico insoportable; todos estábamos expectantes acerca del partido de hoy, dirigido por su segundo de a bordo, David Navarro. Este presentó una alineación continuista excepto con algún mínimo cambio obligado por las circunstancias. La actuación de los jugadores, como también se esperaba, también continuó con los mismos parámetros de mediocridad e ineficacia. Menos mal que enfrente estaba el Racing de Ferrol, un caricatura de equipo situado, con todo merecimiento en el final de la tabla clasificatoria, que solo tiró una vez a puerta y fue mediante un penalty absurdo cometido por el inoperante Moya, sobre Álvaro Jiménez. Menos mal que el lanzamiento, efectuado también por el mismo jugador, fue detenido, en una gran parada, por Poussin. Este portero, de maldito en la pasada temporada, ha pasado a salvar bastantes puntos en la actual y a erigirse en Ángel Salvador del Real Zaragoza. En el primer cuarto de hora de la segunda parte, por fin, Aketxe, vio puerta y los locales se pusieron por delante. Faltaban muchos minutos para la conclusión del partido y a los locales les volvió a entrar la flojera de piernas y el castañetear de dientes, ya solo faltaba el penalti del apático Moya allá por el minuto 72. Menos mal que apareció el santo francés con su gran intervención y ya no se movió el marcador hasta el final. Sin enfrente hubiéramos tenido un equipo menos endeble, seguramente, ahora seguiríamos con nuestros lastimeros quejidos y lamentos ante un nuevo resultado desfavorable.
Al final del encuentro, ocurrió un hecho insólito: El entrenador del Ferrol, Cristóbal Parralo, en un absurdo ataque de ira, agredió al entrenador local, David Navarro, propinándole un iracundo cabezazo, que expuesto por el árbitro en el acta, le costará una sanción importante. A este hombre, le fallaron los nervios seguramente.
Cambiando de tema, después del largo descanso navideño (más de 20 días) todos zaragocistas estamos expectantes con respecto a la contratación de un nuevo ENTRENADOR y, en el mercado de invierno, fichar varios jugadores que mejoren sustancialmente la calidad de esta mediocre plantilla que todos padecemos.
Si aceptan un consejo de un sufrido y veterano zaragocista: NO SE HAGAN MUCHAS ILUSIONES. LAS DECEPCIONES SON MUY CRUELES, Y AQUÍ LLUEVE SOBRE MOJADO.
FELIZ NAVIDAD A TODOS LOS ZARAGOCISTAS.