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REAL ZARAGOZA-1 ALMERÍA-2

REFLEXIONES DEL SOCIO LAUREADO DEL REAL ZARAGOZA NÚMERO 86, DESDE SU LOCALIDAD DE «LA ROMAREDA», A LA CONCLUSIÓN DEL ENCUENTRO.

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Dicen que todas las comparaciones tienen un componente de odio, y, por supuesto, yo no quiero incurrir en ese prejuicio negativo. Pero la temporada actual está empezando a pasar por aquellos obsoletos papeles de calco. Me explicaré: Si continuamos en la deriva de perder los partidos de casa, aunque se saque algún punto fuera de la misma; la Romareda volverá a convertirse en un balneario para los equipos visitantes.
Cada semana, los contrarios (se saquen puntos o no), nos ganan la la partida en el centro del campo, que, no cabe duda que es el centro neurálgico donde se obtienen los puntos. En el nuestro, Aketxe, ha sido un bulto sospechoso; la lentitud de Moya es exasperante y Keidi Bare no es ni la sombra del jugador que era antes de lesionarse. La defensa, lamentablemente, es mucho peor que la de la temporada anterior. Nuestro añorado, Luis Suárez, los ha ridiculizado en el segundo gol. Siempre se da el caso paradójico de que ex jugadores del Real Zaragoza, cuando vuelven a enfrentarse a nuestro equipo nido marcan goles. Hoy ha hecho los dos del Almeria.
En la línea delantera solo el golazo de cabeza y la lucha constante de Azón. El joven Bazdad, hoy ha estado desaparecido en combate, Liso no ha tenido su tarde y el tal Marí, el rato que ha jugado, nada de nada.
El Almería, en la primera parte, con mucho oficio, nos ha superado totalmente y en la segunda igual. Cuando ha metido Luis Suárez el segundo gol, se han atrincherado atrás, con las habituales y exasperantes perdidas de tiempo, hasta la conclusión del partido.
En definitiva otra tarde de crujir de dientes. Las caras de los aficionados al salir del campo, como tantas tardes, reflejaban su cariz grisáceo y cariacontecido.
La próxima semana, el señor Fernández tiene dos partidos para intentar reivindicarse. Si no sucede así, en el eter, unos drones, con letras carmesí, escribirán la palabreja: «CRISIS».