REFLEXIONES DEL SOCIO LAUREADO DEL REAL ZARAGOZA NÚMERO 95 DESDE SU LOCALIDAD DE LA ROMAREDA, POSPARTIDO.
LA MALDICIONE.
Todas las personas, en general, tenemos algunas aficiones, deportivas y culturales, para solaz de nuestros espíritus.
Las mías, muchos de mi familiares y amigos, las conocen:
LA ÓPERA y EL FÚTBOL.
Ya saben que las óperas, en su mayoría son trágicas. Yo siempre me he lamentado que carecemos en Zaragoza de un teatro digno para representarla.
Hoy me he dado cuenta de que estaba equivocado y si tenemos uno. Se llama LA ROMAREDA. En el, semanalmente asistimos a una tragedia musical. Si, si, musical por los pitidos y cánticos nefastos de la sufrida afición.
Como en RIGOLETTO de Verdi, una cruel «maldicione», desde hace más de 11 años pulula por el eter zaragocista.
¿Cuando se creó?
La respuesta es obvia. Cuando el presidente Solans Solans, para recuperar la inversión que había realizado su padre fallecido, con la aquiescencia del los líderes políticos de aquella época, traspasó a su mejor jugador (Cani) y vendió el Club al innombrable A…..
A partir de entonces, ni el cierzo, con sus rachas ventosas ha podido erradicar esa negra y viscosa maldición, que, como en la ópera, se marchará cuando el equipo de con sus huesos en la ahora llamada primera federación y desaparezca definitivamente. Tendremos un moderno y nuevo estadio, pero sin equipo local que juegue al fútbol.
Se presupone, que el dueño, cubano americano, Señor Más, en el puente de mando de la nave zaragocista, junto a sus adláteres, gritarán: «SÁLVESE QUIÉN PUEDA» y abandonarán el barco del León, como puedan. Como me gustaría equivocarme, pero la verdad no tiene más que un camino.
Del partido de hoy, cambio el teatro lirico por el cinematógrafo. Su titulo: «LA NOCHE DE LOS MUERTOS VIVIENTES». Solo para los que les gusten las películas de terror, a mi, particularmente, las abomino.

No solamente hay que despedir al demagogo de Velázquez. Mucha gente más tiene que dar con su huesos en las tinieblas exteriores. Aunque venga quien venga, y me refiero a directivos, técnicos y jugadores; esa cruel MALDICIONE, con sus nauseabundos tentáculos nos seguirá ahogando, hasta que cumpla su mefistólico y sobrenatural cometido.
No hay vuelta de hoja: ADIÓS AL FÚTBOL EN ZARAGOZA.