El Gobierno de Aragón, en colaboración con el Ayuntamiento de Fanlo y la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala, ha impulsado la recuperación de un antiguo camino forestal entre Fanlo y Sarvisé, así como la construcción de un mirador suspendido sobre las copas de los árboles. La actuación, que ha supuesto una inversión aproximada de 85.000 euros, busca poner en valor el paisaje otoñal del Bosque de la Pardina del Señor, considerado uno de los más espectaculares del Pirineo aragonés.
El nuevo recorrido, de dos kilómetros de longitud y apto para realizar en familia, atraviesa un bosque mixto compuesto por hayas, robles quejigos, abedules, álamos temblones, arces y serbales. A lo largo del trayecto se han instalado paneles interpretativos y balizas que explican la biodiversidad del entorno, los usos tradicionales del bosque y los procesos naturales previos al invierno.
Para dar a conocer esta iniciativa, se ha organizado una visita guiada gratuita el sábado 25 de octubre. La actividad partirá a las 10:00 horas desde el cruce de la pista de acceso a Buisán, junto a Fanlo, y recorrerá el sendero hasta la torre-mirador, con regreso previsto a las 13:00 horas. La visita será conducida por monitores de SARGA en el marco de las acciones de divulgación de la Reserva de la Biosfera.
La financiación del proyecto ha sido compartida entre el Ayuntamiento de Fanlo, el Departamento de Medio Ambiente y Turismo del Gobierno de Aragón y la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala, con cargo a fondos europeos MRR del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, así como al proyecto de cooperación transfronteriza Poctefa Dusal+, desarrollado entre Sobrarbe y los valles franceses de Aure-Louron.
El director general de Medio Natural, Caza y Pesca, Alfonso Calvo, ha destacado que esta actuación no solo contribuye a la conservación del entorno, sino que también favorece la divulgación de sus beneficios ecosistémicos y la dinamización de los núcleos rurales de montaña.
El Bosque de la Pardina del Señor, también conocido como de Ballarín, es uno de los enclaves más admirados del Pirineo por su cromatismo otoñal. Entre octubre y noviembre, los arces, abedules, cerezos silvestres, álamos temblones y hayas tiñen el paisaje de tonos rojos, naranjas, amarillos y dorados, convirtiendo el entorno en un auténtico cuadro natural.
