Que se asemeje a un partido de fútbol, lo visto hoy en el territorio del Alcorcón es mera coincidencia. Un nuevo lamentable partido del Real Zaragoza ante un equipo vulgar y con todos los visos de descender al final de la temporada.
La mediocridad más insultante ha cabalgado hoy por el cesped.
El nuevo entrenador, Sr. Velázquez, tengo que confesar que no me ha caído mal del todo. Ahora bien, sus declaraciones entran en el terreno del surrealismo. Tener la osadía de decir que la plantilla actual del equipo es de las mejores que él ha entrenado, produce, como mínimo la hilaridad total. Se arriesga usted a que le empiece a crecer la nariz como le pasaba a Pinocho.
He consultado con aficionados de verdad, de lo que ya peinamos canas, no de los jóvenes actuales que llenan La Romareda y jalean hasta los saques de banda, y la opinión es unánime:
Con estos jugadores es una utopía pretender ascender a primera división. Una gran mayoría de ellos no merecen vestir la camiseta del León, que otros honraron, que, como paradigma dignificaron hombres como el reciente fallecido y llorado, Felipe Ocampos.
Esto es pseudo fútbol, y dicho en plata una tomadura de pelo a la afición.
SR. CORDERO, vaya plantilla de inútiles que usted ha confeccionado. En los picos días de enero que quedan, que nadie espere el DIRECTOR DEPORTIVO traiga ningún cisne blanco que eleve el nivel de esta cuadrilla de tuercebotas.
Pero el próximo día, se volverá a llenar La Romareda, y, con el esquilo y las bufandas por bandera la nutrida Parroquia zaragocista volverá a cantar el himno y a aplaudir a estos mediocres elementos sospechosos que llevan en el pecho el escudo que otros engrandecieron y llevaron a lo más alto de los podios, y ellos están arrastrando por el lodo.